El Cantar de los Cantares, obra en verso
que leímos la semana pasada, adquiere este título haciendo referencia a un
modelo de cantar, un cantar por excelencia. Este texto comienza con una
modalidad dialogada en la que hay una polifonía textual, continúa con la
modalidad narrativa, vuelve al diálogo (que en este caso son dos preguntas
retóricas) y termina con la modalidad descriptiva, en la que explica cómo es
para ella su amado.
Lo más curioso de este texto es que, a
pesar de aparecer en la Santa Biblia no es religioso, sino que tiene un
carácter amoroso, aunque no es el único texto bíblico que no trata sobre la
religión o sobre Dios. Podríamos incluso decir que su tema es 'la afiliación
hacia el ser amado', o en su defecto, hacia el prójimo.
En el Cantar de los Cantares predomina la
función expresiva: el autor le da al personaje principal, en este caso una
mujer, un carácter emotivo. La protagonista expresa sus emociones usando
recursos lingüísticos. Algunos ejemplos son: '¡El alma se me fue detrás de
él!', en el que utiliza la personificación e hipérbole; o epítetos como
apuesto, sonrosado o puro.
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