Hace unos días leímos en clase un fragmento de Frankenstein, de la autora Mary Shelley. Antes de meterme a comentar dicho fragmento me gustaría hablar de la curiosa historia de esta obra maestra de la literatura universal. Todo comenzó en 1816 en la residencia de Lord Byron en Villa Diodati, Suiza. Mary Shelley y su marido se encontraban allí de visita durante las vacaciones.Una noche, Byron retó al matrimonio Shelley y a su médico personal, John Polidori, a escribir una historia de terror. De ellos solo terminó su historia John Polidori, que escribió nada más y nada menos que El Vampiro, pero Mary Shelley cultivó la idea que la llevaría a escribir la obra que es considerada primera en el género de la ciencia ficción, Frankenstein. Resulta curioso ver como de un concurso entre amigos durante las vacaciones nacieron dos obras de tremenda importancia para la literatura universal.
Algo que me llamó la atención de este obra es cómo aborda el tema de la marginación y la violencia. A pesar de que esta obra fuera publicada en 1818, estos dos temas están a la orden del día casi 200 años después. Mary Shelley, mediante el personaje del monstruo creado por el doctor Frankenstein, nos ofrece una visión de la relación entre la marginación y la violencia. El monstruo es rechazado por todo el mundo simplemente por su aspecto, por ser diferente. Llega a ser rechazado incluso por su propio creador. Esto se puede extrapolar a nuestros días a multitud de casos de personas de todas las edades que son rechazadas por el resto de la sociedad por el hecho de tener un aspecto, gustos o forma de pensar diferente al resto.
En la obra además, la autora utiliza esta marginación como uno de los motivos de la violencia del monstruo. El no tener a nadie que le comprenda, o que simplemente le acepte, le lleva a comportarse de una forma violenta y agresiva, llegando incluso a matar a gente. Si bien es cierto que ese componente del monstruo agresivo era necesario para darle a la historia el tinte de terror necesario para el reto de Lord Byron, creo que estaréis de acuerdo conmigo cuando afirmo que si en lugar de un monstruo hecho uniendo partes del cuerpo de personas muertas fuera un adolescente cualquiera, la historia concordaría con cualquier caso de acoso escolar de los que oímos hablar en las noticias día a día.
En esta obra se combinan los ingredientes necesarios para hacer una obra maestra de la literatura: es la primera en iniciar el género de la ciencia ficción, es una de las novelas de terror más leídas de la literatura, su autora es una mujer, en esa época resulta extraño que el mérito no se lo llevase el marido como ya ha sucedido en ocasiones con otras escritoras, y además contiene una crítica social del ya mencionado tema de la marginación.
Todos esos componentes han hecho que esta obra salte de la literatura a las pantallas y los teatros en diversas adaptaciones como la película Frankenstein de 1931 o, más actual, Victor Frankenstein, estrenada en 2015.
A la izquierda la carátula de Frankenstein (1931) y a la derecha la de Victor Frankenstein (2015)
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