Es cierto que en nuestra parte natural se encuentra una parte de maldad, si es que puede atribuir esta palabra a nuestros instintos, que en ningún caso elegimos. Pero si existe algo que realmente no escogemos y nos es enteramente impuesto desde nuestro nacimiento es la sociedad.
Estamos regidos en mayor o menor medida por la sociedad. Pagamos el precio de reducir al mínimo nuestros instintos como mamíferos estando en público a cambio de algo de seguridad. Y digo algo y no seguridad en su totalidad porque la justicia, derechos, educación y dignidad, que son probablemente los mejores inventos dentro de este invento ya no funcionan; cada vez vendemos nuestra vida por menos.
Por supuesto que en la naturaleza existen los mismos actos escalofriantes. Por ejemplo, en el reino animal son constantes las agresiones físicas y sexuales. Entre los humanos existen también las agresiones verbales, al estar dotados del lenguaje, pero las dos anteriores se dan continuamente alrededor del mundo.
Pero ésta no es la única diferencia. La más notable es, probablemente, que un león no sabe qué está bien y qué está mal. No es consciente de ni consecuente con sus actos, y mucho menos es capaz de sentir empatía. A nosotros esto nos es enseñado desde pequeños, es nuestra elección aplicarlo o no.
Aún así, existen casos en los que el agresor no puede controlar sus impulsos por las experiencias que él mismo ha vivido, como pueden ser continuas agresiones o violaciones sufridas a una edad muy temprana. Esto no lo justifica, por supuesto, pero es más común de lo que popularmente se piensa que la víctima se convierta en el verdugo.
Estaríamos hablando entonces de una cadena a modo de bucle. La única manera de parar este bucle estarían en la reinserción y la justicia. La mayoría de gente no cree en la primera; yo, personalmente, no creo en la segunda.
Sólo una mínima parte de la búsqueda de justicia de agresiones no es desechada, aunque sea una gran parte la que es denunciada. Que esta mínima parte no sea desechada no es un consuelo y no es justicia y, por tanto, no vale nuestra libertad.
Ya es imposible salir de la sociedad, pues estamos demasiado absortos en ella pero somos tantos que me es imposible concebir que no podemos cambiarla y civilizar a la civilización.
Ya es imposible salir de la sociedad, pues estamos demasiado absortos en ella pero somos tantos que me es imposible concebir que no podemos cambiarla y civilizar a la civilización.
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