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lunes, 26 de diciembre de 2016

EL MÉTODO 15/33

La semana pasada estuve leyendo una novela que recibió el premio National Indie Excellence 2015, escrita por la autora Shannon Kirk y titulada El método 15/33. Esta obra le debe su nombre a los recursos utilizados por la joven protagonista de tan sólo dieciséis años para escapar. Pero, ¿escapar de qué, o de quién?

Empecemos mejor por el principio. Esta adolescente, personaje principal en torno al cual se desarrolla toda la trama, sufre un embarazo no deseado, aunque decide tener al hijo. Al comienzo de la novela, esta adolescente, Lisa, está de unos 7 meses y, al no poder ocultar más lo evidente, se lo revela a sus padres, que la apoyan y acompañan al médico. Un error fatal, como se ve más adelante, pues esta cita médica es la causante de su secuestro una semana después.

He de decir que lo más impresionante en cuanto a la personalidad de la protagonista comienza en este punto de la novela. Lisa es presentada como un personaje astuto, paciente y analítico; cualidades cruciales para organizar la muerte de su secuestrador. También habla de un interruptor metafórico que le permite encender y apagar sus emociones para pensar con la cabeza o con el corazón.

Desde el comienzo de su secuestro y hasta el final de éste y, en cuanto al miedo se refiere, apaga su interruptor interno y enciende aquel que controla el odio. Aún así, no se deja abrumar por este sentimiento, sino que, de cara a su secuestrador, se muestra sumisa usando sólo las frases ''Sí, señor'' y ''No, señor'', lo que causa que los diálogos sean escasos pero los pensamientos de la protagonista se plasmen continuamente.

El secuestrador de Lisa tiene la intención de mantenerla cautiva hasta que dé a luz para vender a su bebé, pero Lisa tiene a su vez otros planes para él…


¡Os animo a sumergiros en este interesante argumento!

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sábado, 3 de diciembre de 2016

EL MAQUIAVELISMO

-Maquiavelismo:
  1. 1.
    Modo de proceder que se caracteriza por la astucia, hipocresía y perfidia para conseguir lo que se desea.
  2. 2.
    Filosofía moral y política de Maquiavelo (teórico italiano, 1469-1527) que lo subordina todo, incluidos los principios éticos o morales, al objetivo de eficacia política.


  Para comprender mejor este término y definiciones comencemos por el origen de este nombre y el autor de 'El Príncipe', obra leída en clase, y de esta filosofía: Maquiavelo.

  Nicolás Maquiavelo era un filósofo político y escritor italiano de origen nobiliario del siglo XV. Vivió durante el Renacimiento, movimiento en el que fue una figura muy relevante, y el humanismo, en el que influyó notablemente. 
  
  A pesar de ser encarcelado, torturado y exiliado por ser acusado de conspirar contra los Médici, una de las ventajas de vivir en esta época fueron sus encuentros con otros grandes artistas renacentistas como Leonardo Da Vinci. También leyó a otros grandes autores, aunque a éstos no les conoció, como Dante, Ovidio o, el autor comentado en clase, Petrarca. Así comenzó su pasión por la literatura. 

  Pero sus obras no sólo se llevaron a cabo por el interés que tenía por la literatura, pues también recibió una educación humanística basada en clásicos latinos e italianos. En 'El Príncipe' refleja su pensamiento filosófico sobre la política llevada acabo durante su época incluyendo a personajes basados en personas reales como César Borgia, Lorenzo de Médici y hasta reyes castellanos como Fernando II de Aragón.

  Esta mentalidad, llamada ahora maquiavelismo, se basa en el rechazo de todo idealismo y defiende que la política no está en absoluto ligada a la religión, la moral o la ética. También defiende que el ser humano es por naturaleza perverso, egoísta y sólo ansía su propio poder y unía todas estas ideas diciendo que sólo un rey o príncipe astuto y sin principios morales podría llevar un estado idílico y ser justo. ''La grandeza de los crímenes borrará la vergüenza de haberlos cometido''. 

  Se dice que al final murió 'enfermo de pena' en 1527.

  Personalmente, no estoy de acuerdo con esta filosofía, pues si es cierto que el ser humano es perverso, no creo que lo sea por naturaleza, sino por la sociedad que nos rodea y corrompe. Tampoco estoy de acuerdo en la forma de estado que defiende, ya que un príncipe, como cualquier humano, no puede carecer de ética, cometer crímenes y ser justo a la vez. Cuando cometes un crimen, si es hacia otra persona, ya estás decidiendo sobre la vida de alguien totalmente ajeno y eso es, aparte de inmoral, injusto.

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MI SUMISIÓN NI SE IMPONE NI SE COMPRA, ¡NO EXISTE!

El machismo es algo que, en mayor o menor medida, sigue existiendo y está presente en nuestro día a día. Pero como podemos observar en la obra ''Los Cuentos del Conde Lucanor'', en la Edad Media no sólo se trataba de machismo, sino de una misoginia extrema.

Esta misoginia se observaba diariamente en gran medida en la Edad Media, pues no sólo se trataba de abusos verbales o psicológicos. Si bien es cierto que el maltrato físico no estaba generalmente bien visto, tampoco estaba mal visto y era, como no podía ser de otra forma, siempre culpa de la mujer. Pero no sólo hablamos de golpes; las violaciones también eran comunes

Cuando hablamos de violación imaginamos un campo oscuro y un hombre utilizando la fuerza para conseguir su objetivo (que también ocurría y no se comenzó a juzgar hasta finales de la EM), pero también existían y existen violaciones  dentro de una pareja o matrimonio. Actualmente, aunque es difícil de probar, se considera delito pero en la Edad Media era su obligación servir y satisfacer al marido y habían de cumplir su voluntad. 

Algunos ejemplos dentro de la obra se encuentran en el cuento I, cuando la intención que expresa el rey es la de dejar a su mujer e hijo en manos del ministro. El deseo de que su hijo pequeño sea atendido en su ausencia es totalmente lógico pero que su mujer haya de ser cuidada de la misma manera que un niño hasta que un varón pueda gobernar es, cuanto menos, machista. Aunque para la época posiblemente fuese micro machismo considerando que en el cuento XXXV se habla de una manera tan natural sobre el maltrato psicológico del moro hacia su propia esposa. 

Por ello, me he permitido el lujo de cambiar el final de este cuento y proponer uno igual de extremo que el original pero sin el apremio hacia la sumisión que hace su autor:

Otra vez, hablando el conde Lucanor con Patronio, su consejero, díjole así:

 -Patronio, uno de mis deudos me ha dicho que le están tratando de casar con una mujer muy rica y más noble que él, y que este casamiento le convendría mucho si no fuera porque le aseguran que es la mujer de peor carácter que hay en el mundo. Os ruego que me digáis si he de aconsejarle que se case con ella, conociendo su genio, o si habré de aconsejarle que no lo haga. 

   

-Señor conde- respondió Patronio-, si él es capaz de hacer lo que hizo un mancebo moro, aconsejadle que se case con ella; si no lo es, no se lo aconsejéis. 

   

El conde le rogó que le refiriera qué había hecho aquel moro. 

   

Patronio le dijo que en un pueblo había un hombre honrado que tenía un hijo que era muy bueno, pero que no tenía dinero para vivir como él deseaba. Por ello andaba el mancebo muy preocupado, pues tenía el querer, pero no el poder. 

   

En aquel mismo pueblo había otro vecino más importante y rico que su padre, que tenía una sola hija, que era muy contraria del mozo, pues todo lo que éste tenía de buen carácter, lo tenía ella de malo, por lo que nadie quería casarse con aquel demonio. Aquel mozo tan bueno vino un día a su padre y le dijo que bien sabía que él no era tan rico que pudiera dejarle con qué vivir decentemente, y que, pues tenía que pasar miserias o irse de allí, había pensado, con su beneplácito, buscarse algún partido con que poder salir de pobreza. El padre le respondió que le agradaría mucho que pudiera hallar algún partido que le conviniera. Entonces le dijo el mancebo que, si él quería, podría pedirle a aquel honrado vecino su hija. Cuando el padre lo oyó se asombró mucho y le preguntó que cómo se le había ocurrido una cosa así, que no había nadie que la conociera que, por pobre que fuese, se quisiera casar con ella. Pidióle el hijo, como un favor, que le tratara aquel casamiento. Tanto le rogó que, aunque el padre lo encontraba muy raro, le dijo lo haría. 

   

Fuese en seguida a ver a su vecino, que era muy amigo suyo, y le dijo lo que el mancebo le había pedido, y le rogó que, pues se atrevía a casar con su hija, accediera a ello. Cuanto el otro oyó la petición le contestó diciéndole: 

   

-Por Dios, amigo, que si yo hiciera esto os haría a vos muy flaco servicio, pues vos tenéis un hijo muy bueno y yo cometería una maldad muy grande si permitiera su desgracia o su muerte, pues estoy seguro que si se casa con mi hija, ésta le matará o le hará pasar una vida mucho peor que la muerte. Y no creáis que os digo esto por desairaros, pues, si os empañáis, yo tendré mucho gusto en darla a vuestro hijo o a cualquier otro que la saque de casa. 

   

El padre del mancebo le dijo que le agradecía mucho lo que le decía y que, pues su hijo quería casarse con ella, le tomaba la palabra. 

   

Se celebró la boda y llevaron a la novia a casa del marido. Los moros tienen la costumbre de prepararles la cena a los novios, ponerles la mesa y dejarlos solos en su casa hasta el día siguiente. Así lo hicieron, pero estaban los padres y parientes de los novios con mucho miedo, temiendo que al otro día le encontrarían a él muerto o malherido. 

    En cuanto se quedaron solos en su casa se sentaron a la mesa, mas antes que ella abriera la boca miró el novio alrededor de sí, vio un perro y le dijo muy airadamente: 
   

-¡Perro, danos agua a las manos! 

   

El perro no lo hizo. El mancebo comenzó a enfadarse y a decirle aún con más enojo que les diese agua a las manos. El perro no lo hizo. Al ver el mancebo que no lo hacía, se levantó de la mesa muy enfadado, sacó la espada y se dirigió al perro. Cuando el perro le vio venir empezó a huir y el mozo a perseguirle, saltando ambos sobre los muebles y el fuego, hasta que lo alcanzó y le cortó la cabeza y las patas y lo hizo pedazos, ensangrentando toda la casa. 

   

Muy enojado y lleno de sangre se volvió a sentar y miró alrededor. Vio entonces un gato, al cual le dijo que les diese agua a las manos. Como no lo hizo, volvió a decirle: 

   

-¿Cómo, traidor, no has visto lo que hice con el perro porque no quiso obedecerme? Te aseguro que, si un poco o más conmigo porfías, lo mismo haré contigo que hice con el perro. 

   

El gato no lo hizo, pues tiene tan poca costumbre de dar agua a las manos como el perro. Viendo que no lo hacía, se levantó el mancebo, lo cogió por las patas, dio con él en la pared y lo hizo pedazos con mucha más rabia que al perro. Muy indignado y con la faz torva se volvió a la mesa y miró a todas partes. La mujer, que le veía hacer esto, creía que estaba loco y no le decía nada. 

   

Cuando hubo mirado por todas partes vio un caballo que tenía en su casa, que era el único que poseía, y le dijo lleno de furor que les diese agua a las manos. El caballo no lo hizo. Al ver el mancebo que no lo hacía, le dijo al caballo: 

   

-¿Cómo, don caballo? ¿Pensáis que porque no tengo otro caballo os dejaré hacer lo que querías? Desengañaos, que si por vuestra mala ventura no hacéis lo que os mando, juro a Dios que os he de dar tan mala muerte como a los otros; y no hay en el mundo nadie que a mí me desobedezca con el que yo no haga otro tanto. 


    El caballo se quedó quieto. Cuando vio el mancebo que no le obedecía, se fue a él y le cortó la cabeza y lo hizo pedazos. Al ver la mujer que mataba el caballo, aunque no tenía otro, y que decía que lo mismo haría con todo el que le desobedeciera, comprendió que no era una broma, y le entró tanto miedo que ya no sabía si estaba muerta o viva. 
   

Bravo, furioso y ensangrentado se volvió el marido a la mesa, jurando que si hubiera en casa más caballos, hombres o mujeres que le desobedecieran, los mataría a todos. Se sentó y miró a todas partes, teniendo la espada llena de sangre entre las rodillas. 

   

Cuando hubo mirado a un lado y a otro sin ver a ninguna otra criatura viviente, volvió los ojos muy airadamente hacia su mujer y le dijo con furia, la espada en la mano: 

   

-Levántate y dame agua a las manos. 

Viendo la mujer la locura que presentaba su marido y la vida que le tocaría vivir, no se dejó llevar por el miedo y reflexionó. En estas milésimas de segundo sopesó varias soluciones. La primera fue la de acatar la orden que tan agresivamente había salido de los labios de su marido, que descartó inmediatamente, pues no pensaba dejarle creer que su sumisión sería tan fácil de alcanzar, si es que fuese alcanzable. La segunda fue la de pedir ayuda, idea que también descartó, pues sabía bien que, si su opinión no valía nada, su miedo o sufrimiento no serían menos.

Barajó entonces lo que parecía su única opción de conservar su dignidad, aunque ello le costase la vida. Se levantó, no sin antes soltar un sonoro '¡NO!', cogió firmemente la mano de su marido que sujetaba el cuchillo ensangrentado y colocó la punta en su yugular.

-Has acabado con un perro, un gato y hasta con tu único caballo. Yo te pido que me mates ahora antes de acabar conmigo cada día.

Como don Juan vio que este cuento era bueno, lo hizo escribir en este libro y compuso unos versos que dicen así:

''Desde el principio hasta el fin, debe la mujer decidir,
como ha de vivir''


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¿QUÉ ES LA BELLEZA?

Después de haber leído en clase un fragmento de “el Banquete” de Platón en el que varios filósofos hablan sobre la belleza no he podido más que reflexionar sobre ese tema porque ¿Qué es en realidad la belleza? En la sociedad en la que vivimos nos han enseñado que la belleza es el físico y la apariencia. La sociedad les mete en la cabeza a la niñas y mujeres desde bien pequeñas que para gustar deben tener una cara limpia de imperfecciones, maquillarse, pasar horas en el gimnasio para esculpir un buen culo y tener unas piernas delgadas que no se toquen entre sí, como es lo normal, que hagan mil dietas para tener el vientre plano, que no coman comida rápida para no engordar, que se cuiden el pelo y lo laven con mil productos, que en cuanto llegue mayo empiecen con la operación bikini para poder “lucir cuerpo de playa” como dicen las revistas, y como no, a ir siempre depiladas porque una mujer sin depilar, aunque sea lo más natural del mundo, no está dentro de los cánones de belleza de este sociedad. Y no son solo las chicas las que desde pequeñas están condicionadas, los chicos también. Desde bien niños se les enseña que hay que ser fuerte, hay que hacer ejercicio, no porque sea bueno sino para tener mejor físico, pasarse horas en el gimnasio para tener unos bíceps más grandes y una espalda más ancha. Ah, pero sobre todo, tanto en chicos como en chicas, lo más importante es sentirse a gusto con uno mismo. ¿Cómo pretende la sociedad que una persona a la que desde pequeña le enseñas fotos de modelos de pasarela como lo que es un cuerpo ideal se sienta bien con su cuerpo sea cual sea? Desde mi punto de vista la belleza no es un vientre plano en una chica o unos bíceps grandes en un chico. La belleza, aunque suene tópico, está en nuestro interior. Para mí, una persona bella es aquella que saber escuchar a los demás, una persona solidaria, amiga de sus amigos, concienciada del mundo en el que vive, una persona que no sea conformista y que tenga expectativas en la vida, que sea educada, buena persona, generosa, simpática… La belleza, a mi manera de verlo, no está en el físico ya que el físico es algo que cambia y no es algo que defina a una persona, sin embargo, la personalidad de una persona es la que de verdad te hace ver cómo es esa persona, y por mucho que pase en tiempo no va a cambiar. Porque llega un día en que las caras sin imperfecciones se arrugan, los cuerpos musculados dejan de estarlos, las melenas más cuidadas dejan paso a cabelleras blancas, las sonrisas blancas y perfectas pasan a ser implantes, y mientras que el cuerpo, durante la juventud, es muy fácil de moldear, con la personalidad sucede todo lo contrario y es que la personalidad es algo con la que naces y, quitando algún cambio puntual, mueres. Por eso, hay que dejar de ser tan superficiales y dejar de fijarnos en el exterior para empezar a fijarnos en el interior, en lo que de verdad define a una persona. Dejar de enamorarnos de bíceps y abdominales y empezar a enamorarnos de mentes y pensamientos

viernes, 2 de diciembre de 2016

¡QUÉ IMPORTANTE ES CONTEXTUALIZAR!

En esta entrada de hoy no voy a hablaros de ningún texto leído en clase, sino del libro de lectura obligatorio que nos han mandado leer en lengua este trimestre. El libro del que os hablo es Los cuentos del Conde Lucanor, escrito por Don Juan Manuel. Seguramente os suene, ya que es un libro muy conocido además de que suele estudiarse en el instituto. Este libro es de carácter moralístico y didáctico y cuenta de 5 partes, de las cuales la más importante es la primera que está escrita en forma de exempla. La estructura de los cuentos o exempla que forman esta parte es la siguiente: al principio del cuento el conde Lucanor plantea a Patronio, su consejero un problema o duda que tiene. Patronio en lugar de darle su consejo directamente le cuenta primero una historia que tiene una moraleja que es recogida al final de cada cuento por Don Juan Manuel en forma de pareado. Pues bien, sobre este libro, nuestra profesora de lengua, que casualmente es la misma que de literatura, no mandó hacer un trabajo, pero no un trabajo como a los que, yo por lo menos, estoy acostumbrada, sino un trabajo profundo, de investigación, con diversos ejercicios de creación y de comprensión. Leerme este libro y hacer el trabajo sobre él, me ha hecho aprender y reflexionar. Lo primero sobre lo que he aprendido es sobre la mentalidad medieval, ya que es la época en la que el libro fue escrito. Saber sobre la época en la que fue escrito me ha ayudado a comprender aspectos sobre el libro como por ejemplo el porqué de que la mayoría de los personajes moros estuvieran caracterizados negativamente, lo cual se debe a que en la Edad Media los moros y los cristianos estaban enfrentados por las cruzadas. Otra cosa que al leer el libro me sorprendió y no gratamente, fue su misoginia. En la mayoría de los cuentos la mujer o bien es el personaje caracterizado negativamente o bien se narra un maltrato contra la mujer que consideran lo “normal” y no solo eso, sino que además consideran que es lo correcto. Esto también se debe a la época en la que está escrito ya que en la Edad Media la misoginia estaba a la orden del día y estaba completamente normalizada. Por último otro de los aspectos que me ayudó a comprender el aprender sobre la mentalidad medieval fue la enrome presencia de Dios en todos los cuentos, debido a que la Edad Media fue un periodo histórico especialmente teocentrista. 























Al terminar este trabajo me he dado cuenta de lo importante que es contextualizar un libro antes de leerlo, saber a qué época pertenece, quién lo escribió y algo sobre la vida del autor o autora. Esto de contextualizar las obras se puede extender a cualquier arte porque al igual que en la literatura esto pasa por ejemplo en música, que no es lo mismo un estudio escrito por Bach en el siglo XVIII, que las Cuatro Estaciones de Mozart; o en pintura, que nada tienen que ver El Guernica de Picasso con la Discussion Politique de Friant. 

PETRARCA, INFLUENCIA E INSPIRACIÓN

Hoy vengo a hablaros del último poema que leímos en clase de literatura universal. Se trata de un poema de Petrarca. Francesco de Petrarca fue un humanista y lírico italiano cuya poesía dio lugar a una corriente literaria que se conoce como Petrarquismo. Esta influyó en autores de la talla de William Shakespeare, Garcilaso de la Vega o Edmund Spencer. Entre los poemas que escribió se encuentra el que os presento a continuación que es del que quiero hablaros.

Cuando me paro a contemplar los años
que han esparcido huyendo mis pensamientos,
y apagado el fuego donde helándome mis pensamientos,
y apagado el fuego donde helándome ardí,
rota la fe de los amorosos engaños,
y en dos partes todo mi bien dividido.
una en el cielo y otra en la tierra,
y perdido el provecho de mis daños,
en mí vuelvo, y me encuentro tan desnudo
que siento envidia por cualquier extrema suerte:
tanto dolor y miedo de mí tengo.
¡Oh mi estrella, oh Fortuna, oh Hado, oh Muerte,
oh para mí siempre dulce día y cruel,
como me habéis puesto en tan bajo estado!

Petrarca utiliza gran número de recursos literarios en este texto. Podemos observar al principio del poema una paradoja y una contraposición cuando dice “el fuego donde helándome ardí”. Encontramos también: metáforas como “rota la fe”, ya que la fe es abstracta y no se puede romper; imágenes metafóricas, como cuando dice en el verso 9 “tan desnudo”; hipérboles, “que siento envidia por cualquier extrema suerte” en el verso 10; y por último, varios apóstrofes seguidos en el antepenúltimo verso, donde dice “Oh mi estrella, oh Fortuna, oh Hado, oh Muerte”. En estas últimas líneas, gracias a esos apóstrofes, la función expresiva asociada a la apelativa adquiere especial importancia.  Pasando de la última parte del poema al principio del todo, podemos observar que ya en el primer verso da claras señales de que va a ser un poema introspectivo, en el que se para a contemplar su estado. Es obvio que no es el primer poeta en hacer esto porque como ya comenté en el este blog en esta entrada. Safo fue la primera poetisa que se detuvo a contemplar su estado y escribir sobre ello. Sin embargo en este poema el Petrarca no expresa lo mismo que en su momento plasmó Safo en su poema ya que el tema que Safo trataba era el miedo al enamoramiento y el sufrimiento que le provocab,a mientras que Petrarca lo que expresa no es miedo sino tristeza y melancolía por un tiempo pasado.

Después de analizar esta obra y reflexionar sobre ella, es, desde mi punto de vista, completamente lógico que esta forma de escribir haya inspirada a tan grandes autores como Garcilaso de la Vega. Es un poema poblado de matices y muy rico en recursos literarios que cualquier persona a la que le guste la literatura debería apreciar.



Por si os interesa leer más poemas de Petrarca podeís pinchar aquí y os llevará a una página que he encontrado en la que encontraréis más obras de este autor italiano.


LA HUELLA DE AKENATÓN

Desde que leí el Himno al Sol escrito por Akenatón ha estado rondando por mi cabeza. No se si habrá sido por su forma, su significado, su originalidad… el caso es que hoy me he decidido a intentar imitarle y he escrito, inspirándome en ese texto, el Himno a la Luna.

Reina de todas las noches,
la que con su resplandor
anuncia el final del día,
que durante la noche
a las criaturas guía.
Eres grande bella y hermosa,
no hay lugar al que tu luz no llegue.
La que cada día muere al alba

para que el mundo se ilumine de nuevo.

LA FELICIDAD, DONDE Y CÓMO BUSCARLA

La entrada de hoy va a ser distinta a lo que vengo escribiendo desde que empecé el blog. No va a tratar sobre ningún libro o texto en concreto, ni tampoco voy a contaros la vida de ningún autor. Os preguntaréis por tanto de qué va a tratar esta entrada, pues bien, hoy quiero hablar sobre algo que todos buscamos y que muy pocos logran encontrar: la felicidad. ¿Cuál es la idea que tienes tú de una vida feliz? ¿Qué haces cada día para intentar alcanzarla? Estas son preguntas que el ser humanos leva plateándose miles y miles de años. Ya se lo planteaba Séneca en su época. Y de este hombre podemos copiar su forma de entender la felicidad y puede que nos ayude a cada uno de nosotros a encontrarla. Según este filósofo, una vida feliz es aquella en la que no haya angustias, que se adapte a la época, aquella en la que la persona esté atenta de las cosas pero sin dejarse llevar por ninguna, que disfruta la fortuna pero sin dejarse llevar por ella. Sostiene que para ser feliz hay que vivir en paz con uno mismo, ninguna persona que se odie u odie a los demás podrá alcanzar la felicidad. Si seguimos todos estos pasos sentiremos un gozo continuado en lugar de pequeñas alegrías y podremos alcanzar la felicidad. Visto así, en la teoría, parece bastante fácil encontrar la felicidad pero, ¿y a la hora de llevarlo a la práctica? No es igual de sencillo para todo el mundo seguir estos consejos que Séneca marca y, como en todo, hay gente que no puede estar de acuerdo con esta manera de ver la felicidad. Por eso quiero hablaros también del budismo y de la idea que tienen los budistas de cómo hay que comportarse para ser felices. A pesar de que Séneca y el budismo no comparten ni la época ni el lugar donde surgieron, sus pensamientos respecto al tema que estamos tratando si se parecen un poco. Según los budistas cualquier cosa que cause felicidad no puede causar también sufrimiento, por eso, nuestra felicidad no puede ser por ejemplo, un aumento de sueldo porque para poder conseguirlo hemos pasado por sufrir pensando en qué méritos hacer para conseguirlo; tampoco puede ser, para aquellos que somos estudiantes y no estamos en el mercado laboral, una buena nota en un examen o en el boletín porque para conseguir esa nota hemos tenido que pasar mucho sufrimiento, tardes sin salir, noches estudiando etc. Por eso los budistas creen que la felicidad no hay que buscarla en el exterior, sino que está dentro de cada uno. Además, los budistas sostienen que la mayor fuente de felicidad es apreciar a los demás, cuidar de su bienestar y su felicidad, y que aquel que haga lo opuesto estará condenado a ser un infeliz. Si os fijáis esto no es muy distinto de lo que unas líneas más arriba os comenté que pensaba Séneca, que la persona que odie a los demás o a sí mismo nunca alcanzará la felicidad.

A mí personalmente, estas dos formas de entender la felicidad me parecen muy interesantes y sin duda las pondré en práctica. Espero que os haya parecido interesante y os haya servido de ayuda para saber dónde buscar la felicidad.